¿Y si las flores dejaban de hacer el amor?

Es la primavera, el campo está ahora lleno de perfumes y resplandeciente de colores, la actividad es incesante. En nuestros colmenares despertemos corzos de la siesta, escuchamos todo el día el canto de los pájaros y nuestras abejas están trabajando sin parar. Si escuchas un zumbido es que las flores están haciendo el amor!  Las abejas y otros polinizadores vuelan de una flor a la otra y permiten su fecundación, lo que da lugar a la generación de frutos y semillas… Es este proceso que llamamos: polinización.

En La Gota somos incapaces de imaginar un mundo sin abejas y sin flores. A nivel mundial, cerca del 75% de los cultivos dependen de polinizadores como las abejas. En Europa es un poquito más, hasta el 84%  son polinizados por insectos, principalmente por abejas. Kiwis, sandías, melones, calabacines, calabazas, manzanas, peras, cerezas, melocotones, arándanos, naranjas, almendras… Vamos que tardaríamos menos enumerando los cultivos que no dependen de la polinización.

Y por los corazones impulsados por latidos económicos digamos que la contribución de las abejas y otros polinizadores a la polinización de los cultivos está estimada en 265 mil millones de euros al año, en Europa 22 mil millones y para España más de 2.400 millones de euros al año, sin hablar de la miel o del polen.

¿Cómo un ser tan pequeño puede tener tanta importancia en nuestro mundo? Nos imaginamos que «El Mercado» es un coloso indestructible porque hace mucho ya que nos hemos acostumbrados a nuestra propia impotencia a darle una dirección razonable y a la luz de estas aclaraciones deberíamos sentirnos un poco más inseguros aún… El coloso de hierro tiene pies de arcilla.

La agricultura industrial, los pesticidas, el cambio climático, está poniendo en riesgo estos preciosos animales privándoles de valiosas fuentes de alimentos y exponiéndolos a muchos venenos. Esto nos pone en riesgo a nosotros.

En La Gota nos sumamos a la llamada que hizo Greenpeace para obligar a la UE a prohibir los neonicotinoides, pero debemos ir más allá, debemos repensar nuestros modos de producción, apoyar la producción agro-ecológica local, y proteger al habitat de los polinizadores.